domingo, 28 de febrero de 2010

martes, 26 de mayo de 2009

Nuestro Trabajo:

- El Papa Clemente ha muerto... Es hora de elegir nuestro candidato y hacernos con el control de la Iglesia... ¿Está todo preparado? -El sirviente se inclinó hasta casi tocar la punta de los pies con su cabeza.
- Sí, Excelencia, su carruaje esta listo para partir a Avignon, con los templarios fuera de juego y con algunos cardenales en el bolsillo será su sobrino quien se siente en el sillón de Pedro... ¿Quiere su sombrero? -Pálido y sin reflejo se colocó frente al espejo, se acomodó la túnica de terciopelo rojo como la sangre, cierto que no se veía, pero las buenas costumbres nunca se pierden...
- No, así está bien, el viaje será largo y cuanto antes salgamos antes llegaremos -Cuando el Cardenal abrió el dorado picaporte de su habitación se encontró a dos enormes guardias con mascaras doradas y vestidos de negro cruzando lanzas delante suya- ¡¿Qué significa esto?! -Gritó asustado mientras retrocedía a pequeños pasos sudando sangre... Una idea se le cruzó por la mente... Estaba claro... Se giró... Era tan evidente... Como no se había dado cuenta antes... Su sirviente tenía una espada en la mano
- Excelencia... Habeís sido acusado de vampirismo, estudio del ocultismo, uso de magia infernalista, sodomia a Satanás y otros delitos contra Dios y su gloria... La sentencia ha sido dictada... -El cardenal creó a su alrededor una esfera de sombra negra como la noche y unos tentáculos hechos de la misma oscuridad intentaron atacar a su verdugo, pero un rayo de luz los atravesó y cayeron como cenizas al suelo... La espada del cazador se prendió en fuego- Hágase su voluntad, tanto en la tierra como en el cielo.